jueves, 27 de septiembre de 2012

Otoño cómeme el...


Leyendo poesía por aburrimiento, me he encontrado con estos versos:
 “oh otoño, dulce y esperado otoño…”

… ¿esperado otoño? ¡yo te odio otoño, así que cómeme el coño!

 Ay, disculpad mi vocabulario, pero entendedme, es que me han operado hace casi un mes y ahora resulta que no solo tengo que estar en casa metida todo el día, sino que encima miro por la ventana y solo veo nubes, oscuridad, lluvia. Ya siento el frío, pero además de verdad; que hoy mi fisio me ha asegurado que durante unos meses voy a poder predecir el tiempo. Lo que me faltaba; ¡bastante vieja me sentía ya por estar lisiada! pues ahora empezaré a decir cosas como: “Madre mía, cómo me duelen los huesos, mañana va a llover”, aunque puede tener sus ventajas “papá coge el paraguas, anda, ¡que esta tarde te va a caer un chaparrón de aupa!”, si es que a todo se le puede sacar el lado bueno supongo, aunque a mi esta humedad me está matando, que desgracia. La humedad me cala los puñeteros huesos, hasta dentro.

Creo que el mundo se ha vuelto contra mí desde que me he levantado hoy, bueno quizás no sea para tanto y solo es que hoy lo veo con otros ojos por culpa del maldito tiempo, ¡veis! Ahora digo cosas como “maldito”, creo que he debido envejecer unos 50 años del tirón. Y cómo ahora me da miedo que se me empiecen a caer los dientes he decidido que solo voy a comer cosas líquidas, pero no ha sido nada fácil cumplir con mi nueva religión; así que al final por aburrimiento alimenticio me he dado a la bebida, a la bebida alcohólica claro, que la cerveza tiene mucho nutriente , y según mis compañeros de trabajo me estoy quedando en los huesos.

No opina lo mismo mi querido hermano, que cada día, desde hace 30 más menos (y los que le quedan al pobre) se le ha encomendado la ardua tarea de pincharme heparina. Sí, sí, cómo lo oís, que no es que sea una yonki de la heparina, que yo no soporto las agujas, pero a los médicos hay que hacerles caso, dicen que si no me pincho esa mierda se me puede coagular la sangre y ahí sí que la liamos. Pues como iba diciendo, que lo de que estoy en los huesos a mi hermano le hizo mucha gracia cuando se lo conté, porque la eparina se pincha en la tripa; y puede que mi patita derecha engañe a mis compañeros como en el cuento del lobo y los cabritillos (da pena la pobre de lo delgada que está), pero es que todo lo que como se está acumulando de manera exagerada en dos puntos sólamente, la tripa y mi culo. El culo por suerte no lo tengo que ver mucho, que está por detrás y como no me muevo demasiado, he perdido la costumbre de mirarme al espejo. Pero la tripa amigos,  eso es algo con lo que tengo que lidiar día tras día. Nada agradable, ni para mí ni para mi hermano.
Creo que voy a hacer abdominales, pero mejor lo dejamos para mañana que será otro día… y por cierto, siento deciros que va a llover…

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