lunes, 28 de mayo de 2012


Doy una calada, profunda. Noto como el humo cala en mis pulmones y siento como se relaja cada uno de los músculos de mi cuerpo; desde el cerebro hasta el dedo pequeño del pie. Y, pasando por los brazos, se extiende hasta cada uno de los dedos de mis manos. Me siento realmente bien, el cuerpo me pesa e intento aguantar la respiración. Voy dejando salir el humo poco a poco, no tengo prisa por dejarlo ir. Cierro los ojos. Imagino que estas conmigo, justo a mi lado. Tu olor me embriaga y me transporta con él a lugares escondidos en lo más profundo de mis recuerdos. Abro los ojos y me estrello con la realidad del vacío que has dejado en mi cama. Una lágrima resbala lentamente por mi mejilla y aterriza en la almohada. Me sorprende, la verdad es que no tenía pensado pensarte.

Miro el cigarro antes de abandonarme de nuevo a mi dosis de felicidad pretendida. No sé a quien quiero engañar. Fumar me pone cachonda y cuando estoy cachonda pienso en ti. Luego, una vez más, inconscientemente he aterrizado donde no quería. Noto como tu aliento recorre mi cuerpo, me miras a los ojos fijamente llamándome a abandonarme en el placer. Y yo no puedo evitar buscar tus labios, pero no los encuentro. El placer que me daban ya no me pertenece.

Apago el cigarro, apago la luz, con un poco de suerte quizás te encuentre en mis sueños.  

viernes, 11 de mayo de 2012

Un día como hoy (6 de mayo de 2012). GERO


Un día como hoy se agotaron sus fuerzas y su cuerpo desgastado se rindió al abandono del que sabe con certeza que ha luchado por una causa perdida.

Porque un día como este pero totalmente distinto puso sus manos en alto y dejó que su enfermedad lo tomara prisionero sin oponer resistencia.

Y su esquelético cuerpo se fue apagando poco a poco, al compás de su corazón adormecido, y sus pulmones exhalaron el último suspiro, y sus ojos azules, los mismos que tantos corazones habían roto en el pasado, se cerraron para siempre.

Y lo que un día fue, dejo de ser en un instante.

Y no hubo más corazones rotos por la intensidad de su mirada. Pero sí por el dolor que nos dejo su ausencia.

Ese día cientos de corazones latieron al unísono por él, como lo hacen hoy al recordar lo que un día fue y lo que siempre será para nosotros.


Un año después, y como cada día te recordamos Gero.

Siempre vivirás entre nosotros porque nunca te llegaste a ir del todo.