Me gusta que seas feliz, de verdad, me alegro y no lo digo por decir aunque suene a tópico. Me gusta no tener que pensar si mis actos van a afectarte o no, porque tu eres feliz independientemente de mi, de hecho eres feliz sin mi, y si me aventuro puedo decir que quizás el motivo último y verdadero de tu felicidad sea precisamente mi ausencia. Me gusta verte y saludarte y preguntarte por tu vida y que me digas que todo te va de miedo, de miedo porque ni tu misma te lo crees, no te crees que hayas pasado página, pero también de miedo porque ya confiaste una vez y nada salió como esperabas.
Miedo… no deberíamos tener miedo. El miedo nos paraliza, el miedo nos frena, el miedo nos hace actuar, y actor es aquel que interpreta un papel. En el fondo todos somos un poco actores, y lo triste es que muchas veces no nos damos cuenta de que ni siquiera nos han dado el papel protagonista de la película de nuestra vida, y es otro el que hace de actor principal. Es otro el que consigue llevarse el oscar a la mejor interpretación, porque nosotros rechazamos ese papel cuando se nos propuso, porque es demasiado difícil cargar con esa responsabilidad, porque preferimos quedarnos en un segundo plano. Desde lejos todos es más fácil, es más fácil cargar a otro con toda la culpa, ¿verdad?.
Pues deja de engañarte de una vez idiota, que por mucho que te escondas y trates de evitarlo el protagonista de tu vida eres tú, TU, y puedes intentar desviar la atención hacia otros pero eso no servirá de nada. Porque nadie podrá coger las riendas de tu vida si no lo haces tú. Porque no puedes entregarlo todo para que vivan tu vida por ti. Porque aunque no quieras creerlo cada uno vive su propia película, por mucho que te vendan que quieren vivir dentro de la tuya.
Pues deja de engañarte de una vez idiota, que por mucho que te escondas y trates de evitarlo el protagonista de tu vida eres tú, TU, y puedes intentar desviar la atención hacia otros pero eso no servirá de nada. Porque nadie podrá coger las riendas de tu vida si no lo haces tú. Porque no puedes entregarlo todo para que vivan tu vida por ti. Porque aunque no quieras creerlo cada uno vive su propia película, por mucho que te vendan que quieren vivir dentro de la tuya.
No seas idiota y reclama las riendas de tu vida a aquellos que te las arrebataron. Porque como me dijo una vez mi amiga Cela, “Solo tú puedes ser el protagonista de tu vida”.
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