lunes, 8 de agosto de 2011

Siempre quise ser un Comodín...

- Si entre toda esa gente hubiera al menos alguien que sintiera el mundo como algo maravilloso y misterioso...

tomó un respiro antes de continuar:

- Allí abajo habrá unas mil personas, Hans Thomas. Si tan solo una de ellas viviese la vida como una alucinate aventura, y con eso quiero decir vivirla día a día...

- ¿entonces, qué? - pregunté, porque de nuevo se había detenido en medio de una frase.


- Entonces él o ella serían un comodín de la baraja.
...

mi viejo se consideraba un comodín. Lo decía muy pocas veces, pero yo sabía desde hacía mucho tiempo que se consideraba un comodín de la baraja.

El comodín es un pequeño bufón, distinto a todos los demás. no es ni trebol ni diamante, ni corazón ni pica. Tampoco es un ocho o un nueve, ni rey ni reina. Es el que se queda fuera de todo aquello de lo que los demás forman parte. Está dentro de la misma caja, con todos los demás naipes, pero no es como ellos. Por lo tanto puede ser retirado sin que nadie lo eche de menos.

Pero eso no era todo: mi viejo era un comodín también en su papel de filósofo. Siempre veía cosas extrañas, a las que los demás estaban ciegos.



"El misterio del solitario". Jostein gaarder

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