Ese año se nos pasaron las uvas y entramos en enero sin darnos cuenta. Aquel año no tuvimos tiempo de recapacitar al son de las campanadas y nos prometimos que nunca más volvería a pasarnos.
Otro año más estamos reunidos casi todos los que estábamos, pero muchos menos de los que nos gustaría que estuvieran.
Dong. Primera campanada. Enero retumba en mi cabeza y la llena de desordenadas imágenes que comienzan lentamente a tomar forma, es la forma de un recuerdo dormido, un recuerdo que quiere despertar. Las piezas del puzzle luchan por encajar unas con otras. Un porro que se consume, cuatro cubatas que se alzan en el aire antes de vaciarse en unas sedientas gargantas ávidas por vivir muchos más momentos como aquel, un misterio solitario para uno de mis comodines favoritos…
Dong. Febrero aparta de un manotazo el rompecabezas sin resolver que enero dejó a su paso, y la luz se hace, y aparece lucía, mucho más lúcida por cierto que la que quedó a la sombra de los frenéticos meses vividos el año anterior.
Dong. Marzo saluda sonriente, no puede evitar enseñar los dientes cuando piensa en sus chicas, esas chicas que un día se disfrazaron de futbolistas y soñaron con ganar la liga. Sin embargo se despide entre lágrimas. Son lágrimas de impotencia, de incredulidad, son mis lágrimas, las mismas que inundan mi alma cuando empiezo a ser consciente de que no pasaré más meses de marzo a lado de mi tío Germán.
Dong. Abril pasa tranquilo con ella, ya no tengo dudas de lo que siento, lo acepto y por fin me dejo llevar. Y envueltas en ese halo de quietud fue como logramos conquistar la cima de todas las montañas que habíamos comenzado a escalar aquel verano en el que todo cambió y ya nada volvería a ser como antes…
Dong. Mayo cae como un jarro de agua fría encima de mí. Se nos va, se nos fue, para siempre. Y un flexo me ayuda a llegar hasta él, porque sé que desde donde está, él lee todo lo que le escribo.
Dong. Por el calor que hace intuyo que ya hemos llegado a Junio. Qué rápido se nos escapa la vida. Cuando quiero darme cuenta he dejado atrás los que con certeza sé que serán los mejores seis años de mi vida.
Han pasado tantas cosas en estos seis años y a la vez tan pocas… He tenido tiempo de Llorar, reír, sentir, vivir, morir y resucitar, pero sobre todo he aprendido a entender las cosas por las que merece la pena luchar, y por conservarlas pelearé toda mi vida, porque amigos como Alberto, Calle, Aguao o virginia no se encuentran en cualquier sitio. Porque gracias a un viaje a Roma conocí a Amaya que me enseñó tanto siendo tan pequeñita, a Joao que me devolvió la confianza en mí misma cuando más lo necesitaba. A Jaimito, mi eterno vecino. Y me permitió seguir conociendo al personach de Miquel, al loco de Alex, y a nuestra compañera , María.
Dong. Julio se cree tailandés. Mochila al hombro cruzo medio mundo para encontrarme con ellas. Pero al final termino por encontrarme a mi misma, o más bien me rindo a lo que me gustaría ser. Me doy por vencida y por ello acabo perdiéndote. También allí descubro que tengo una prima pequeña más grande que yo. Y confirmo que todas podemos adaptarnos a cualquier circunstancia que se nos presente en la vida.
Dong. Agosto se presenta tedioso en un desértico Madrid que no perdona, y me paso los fines de semana a la fuga. Laredo se convierte en mi guarida. Todo pasa tan rápido que no tengo tiempo de recapacitar, no soy consciente de la nube que está a punto de posarse sobre mi cabeza, aun está tomando forma y no puedo verla a pesar de que podría alcanzarla con solo estirar los dedos, es una nube oscura que crece alimentada de malas vibraciones, y si me descuido acabará por lanzar sus rayos sobre mi propia cabeza.
Dong. Allá por septiembre la realidad que quise enterrar en la arena de la playa sale a la superficie en forma de tormenta, ahora sí puedo ver la nube, puedo tocarla, vivo dentro de ella, me nubla la vista y no soy capaz de ver el sol. Parece como si hubiera decidido no volver a salir. Sin embargo diez manos amigas me rescatan justo antes de dejarme envolver por la más absoluta oscuridad. Ellas son mi luz.
Dong. La decima campanada alerta la llegada de Octubre que puede convertirse en el peor de los meses si no se mira con optimismo. Este octubre me dio por ver el vaso medio lleno, medio lleno de ron para aguantar el bombardeo de fiestas, alguna de disfraces donde me tope con personajes de la talla de woody allen, punky Bruster o el mismísimo Máximo Decimo Meridio.
También atribuyo parte del optimismo a mis molinguis de Adartia, que hicieron que los días en el infierno parezcan un trocito de cielo en la tierra.
Dong. Para mí, noviembre es mi familia. Para mí, mi familia lo es todo. Un tres de noviembre de hace ya 24 años llegué a este mundo como regalo de cumpleaños para un jovencísimo Alejandro que el 4 de noviembre cumplía 25 años. Papá, para mí cada cumpleaños mi regalo eres tú, gracias por luchar siempre por nosotros, siempre fuiste el ancla de la familia, aunque nunca lo habríamos conseguido sin mamá que está ahí para poner un poquito de orden en tu inquieta y alocada cabeza. Sabes que te admiro y que me gusta cada cosa que veo en mí que me recuerda a ti, porque tienes algo que te hace especial, algo que muchas personas buscan y sin embargo nunca lograrán alcanzar.
Noviembre es el mes de mi gente, personas que han marcado mi vida, cada una a su manera, sin las cuales yo no sería quien soy ahora felicidades a todos esos escorpio por ser parte de mi. Felicidades Raquelorum, 2011 no habría sido lo mismo si no te hubiera conocido, felicidades putilla mía, te quiero más que a mi vida lo sabes, son muchos años ya, y espero llegar a los 100 años y poder seguir diciendo lo mismo. Felicidades bellota, siempre has estado ahí, al pie del cañón, a mi lado para sacarme una sonrisa cuando más lo he necesitado, eres la persona más generosa que conozco y de ti he aprendido tantas cosas que me asusto solo de pensar que si no hubieras estado ahí para darme una leche cuando lo necesitaba, para abrirme los ojos a tiempo, o levantarme el ánimo cuando no tenía fuerzas para seguir, yo hoy en día sería una persona mucho peor de lo que soy ahora.
Dong. Diciembre se presenta antes de que me de tiempo a ponerme más sentimental. Me dice que me vaya despidiendo ya, que el año se acaba, que vendrán muchos más, que tengo que mirar hacia delante y andar con paso decidido. Me dice que no me deje intimidar por nadie, que yo valgo mucho más de lo que pienso, que no trate de hacerme creer lo contrario por miedo a fracasar, que no sea cobarde, que encuentre lo que me gusta y luche por conseguirlo, que sea feliz.
Escucho gritos de fondo, “¡feliz año nuevo!, matasuegras, botellas de champán descorchándose, fuegos artificiales, poco a poco voy despertando y abro los ojos a la realidad. FELIZ AÑO NUEVO.
F E L I Z A Ñ O N U E V O….